Páginas

martes, 25 de febrero de 2014

Map of a Broken Friendship


Tengo una nueva obsesión con los mapas porque nos ayudan a encontrarnos. Antes pensaba que la cartografía se limitaba a instrucciones sencillas, como  ir de punto A a B en una ruta de Google Maps. En realidad no es así: un buen mapa nos ayuda a descubrirnos emocionalmente, como esta pieza que encontré de Yoko Ono:

En este mapa, la artista nos invita a intercambiar mapas con nuestros amigos. Pero ¿qué hay de los mapas que te dejan las amistades rotas? Es difícil detenerse a contemplar las imágenes que quedan de algo como un cariño que se se hace pedacitos de un momento a otro, incluso sin meter las manos, sin emitir palabra alguna.

Otras líneas llaman mi atención: “The map must be followed exactly, or the event has to be dropped altogether”. Y es que hay cosas que no podemos controlar aunque seamos los autores de una cartografía. Hay rutas que cambian, que de pronto se pavimentan de una amistad que parece irrompible, protegida por el paso del tiempo y a la que sólo le queda desaparecer, que debemos terminar y dejar ir.

En un mapa las líneas pueden desdibujarse: no es algo inmutable, su esencia misma es la variación. Y así vamos nosotros por nuestras vidas, trazando cartografías y moviendo obstáculos. Si tenemos suerte habrá un amigo al final del camino con quien compartir nuestro mapa.